los objetivos principales en el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2 (DMT2) incluyen reducir los niveles de glucosa en sangre lo suficiente para prevenir complicaciones micro y macrovasculares, al tiempo que limitan los efectos secundarios, como la hipoglucemia y el aumento excesivo de peso. Los pacientes con DMT2 generalmente se tratan inicialmente con antidiabéticos orales; sin embargo, a medida que la enfermedad progresa, la mayoría requerirá insulina para mantener el control glucémico., A menudo la terapia con insulina se inicia con insulina basal, y el objetivo de este artículo es presentar los aspectos conceptuales de la terapia con insulina basal y utilizar estos conceptos para ilustrar aspectos clínicos importantes. Esto se logrará dentro de una discusión contextual más amplia de los patrones fisiológicos normales de secreción de insulina, que consisten en niveles sostenidos de producción de insulina basal durante todo el día, superpuestos con ráfagas de secreción de insulina después de una comida (llamada secreción de insulina prandial o bolo) que decaen lentamente durante 1 a 3 horas., Los análogos de insulina basal de acción prolongada forman un componente clave de la terapia de bolo basal y proporcionan soporte basal para pacientes con DMT2. La terapia con insulina a menudo se inicia con insulina basal, y los nuevos análogos de acción prolongada, como la insulina glargina y la insulina detemir, proporcionan una cobertura de insulina basal estable y confiable, además de ventajas significativas sobre las insulinas tradicionales de acción prolongada., Este artículo integrará los aspectos conceptuales de la terapia de insulina basal en el contexto de la fisiología, la Farmacología molecular y las implicaciones clínicas de los análogos modernos de insulina basal para proporcionar una comprensión fundamental de la biología y fisiología de la insulina basal.